Nasca o Nazca, es una civilización preincaica del Antiguo Perú, una provincia en el departamento de Ica y el nombre de los enigmáticos geoglifos que dejó. Esta civilización, que floreció aproximadamente entre el 100 a.C. y el 800 d.C., es considerada una continuación de la cultura Paracas.

Su principal centro urbano y ceremonial fue Cahuachi, un complejo de adobe con pirámides y plazas. Las Líneas de Nasca son la manifestación más famosa de la cultura Nasca y un tesoro arqueológico registrado como Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Entre las casi 800 figuras que se encontraron hasta la fecha representan figuras geométricas, y de animales como el colibrí, el cóndor, el pelícano, el mono y la araña. Estas son las más famosas y las que más se ven con frecuencia, ya que son las preferidas del público por su tamaño -algunas de hasta 300 metros- y estado de conservación. Al estar en un terreno con un clima privilegiado (muy pocas lluvias) y resguardadas por los fuertes vientos gracias a las grandes colinas de arena que las rodean, estas no han sido modificadas por la naturaleza.

Las líneas se crearon removiendo la capa superior de tierra oscura para dejar al descubierto la capa inferior, más clara. Se hicieron con herramientas sencillas como estacas y cuerdas. Algunas solo pueden ser apreciadas completamente desde el aire. Este tour se realiza en avioneta para sobrevolar y apreciar en su real magnitud las figuras trazadas.

El propósito de los geoglifos sigue siendo un misterio, con teorías que sugieren que eran calendarios astronómicos, caminos para rituales religiosos o guías ceremoniales. Estos antiguos geoglifos que habitan en el desierto de las ciudades de Nasca y Palpa son una incógnita incluso para los arqueólogos más experimentados.